Infección vertebral
¿Qué es una Infección vertebral?
Es una infección bacteriana o fúngica de los huesos de la columna. Puede causar dolor intenso en la espalda, fiebre y complicaciones graves si no se trata adecuadamente.

Descripción
Una infección vertebral, también llamada osteomielitis vertebral, es una condición en la que los huesos de la columna vertebral se infectan por bacterias, hongos u otros microorganismos. Esto puede ocurrir por diferentes vías, como la propagación de la infección desde otra parte del cuerpo a través del torrente sanguíneo, una lesión que permite la entrada de microorganismos, o durante una cirugía de la columna. Los síntomas típicos incluyen dolor intenso en la espalda, fiebre, y en casos graves, debilidad, sensibilidad y posiblemente complicaciones como abscesos espinales o daño neurológico. El tratamiento implica el uso de antibióticos o antifúngicos, y en ocasiones puede requerir cirugía para drenar abscesos o reparar daños estructurales en la columna vertebral.
Anatomía
La anatomía de una infección vertebral, también conocida como osteomielitis vertebral, implica la afectación de diferentes estructuras de la columna vertebral. La columna está compuesta por vértebras, discos intervertebrales, ligamentos, músculos y nervios. Cuando se produce una infección vertebral, los microorganismos patógenos, como bacterias o hongos, ingresan al tejido óseo de las vértebras y a veces también afectan los discos intervertebrales adyacentes.
La infección puede tener diferentes vías de entrada. Una de las más comunes es la infección hematogénica, donde los microorganismos se propagan a través del torrente sanguíneo desde otras áreas infectadas en el cuerpo. También puede ocurrir por contaminación directa durante procedimientos quirúrgicos en la columna, por lesiones traumáticas que permiten la entrada de los microorganismos, o por extensiones desde infecciones adyacentes como las de los órganos abdominales.
Una vez que los microorganismos infectan el hueso vertebral, provocan una respuesta inflamatoria que puede resultar en la destrucción del tejido óseo. Esto puede llevar a la formación de abscesos óseos, que son acumulaciones de pus en el interior de los huesos, así como a la formación de tejido cicatricial y la pérdida de la integridad estructural de la columna vertebral.
Causas
Las infecciones vertebrales, también conocidas como osteomielitis vertebral, pueden tener diversas causas que incluyen:
- Infección hematogénica: Esta es la causa más común de osteomielitis vertebral. Ocurre cuando los microorganismos patógenos, como bacterias o hongos, se propagan a través del torrente sanguíneo desde otras áreas infectadas en el cuerpo, como infecciones de la piel, del tracto urinario o de las vías respiratorias, y llegan a los huesos de la columna vertebral.
- Contaminación directa durante cirugía: Las infecciones vertebrales también pueden ocurrir como resultado de una contaminación directa durante procedimientos quirúrgicos en la columna vertebral, como cirugías de fusión espinal, colocación de implantes o procedimientos de biopsia vertebral.
- Lesiones traumáticas: Las lesiones traumáticas en la columna vertebral, como fracturas vertebrales o heridas penetrantes, pueden permitir que los microorganismos ingresen al tejido óseo y causen una infección.
- Extensiones de infecciones adyacentes: Algunas infecciones de áreas adyacentes a la columna vertebral, como infecciones de órganos abdominales, pueden extenderse hacia los huesos vertebrales y causar osteomielitis vertebral.
- Infecciones postoperatorias: Después de cirugías de columna o procedimientos invasivos en la región vertebral, existe un riesgo de desarrollar infecciones postoperatorias, especialmente si no se siguen adecuadamente los protocolos de asepsia y control de infecciones.
Es importante destacar que las infecciones vertebrales son relativamente raras, pero cuando ocurren, pueden ser graves y requerir un tratamiento rápido y adecuado para prevenir complicaciones y daños permanentes en la columna vertebral.
Clasificación
Las infecciones vertebrales, también conocidas como osteomielitis vertebral, se pueden clasificar de diversas formas según diferentes criterios. Algunas clasificaciones comunes incluyen:
Según el origen de la infección:
- Infección hematogénica: Cuando los microorganismos ingresan al hueso vertebral a través del torrente sanguíneo desde otras áreas infectadas en el cuerpo.
- Infección postoperatoria: Después de cirugías de columna o procedimientos invasivos en la región vertebral.
- Infección traumática: Debido a lesiones traumáticas en la columna vertebral que permiten la entrada de microorganismos.
Según la extensión y localización de la infección:
- Osteomielitis vertebral focal: Cuando la infección afecta una sola vértebra.
- Osteomielitis vertebral multivertebral: Cuando la infección involucra múltiples vértebras.
- Osteomielitis vertebral difusa: Cuando la infección se extiende a través de varias estructuras de la columna vertebral, como vértebras, discos intervertebrales y tejidos circundantes.
Según el agente patógeno causante:
- Osteomielitis bacteriana: Causada por bacterias como Staphylococcus aureus, Escherichia coli u otras.
- Osteomielitis fúngica: Causada por hongos como Candida albicans o Aspergillus spp.
- Osteomielitis por micobacterias: Causada por bacterias del género Mycobacterium, como Mycobacterium tuberculosis.
Según la cronicidad de la infección:
- Osteomielitis aguda: Infección de rápida aparición y desarrollo de síntomas agudos.
- Osteomielitis crónica: Infección de larga duración con síntomas persistentes y posiblemente complicaciones como abscesos o deformidades.
Esta clasificación ayuda a los médicos a entender mejor la naturaleza y gravedad de la infección vertebral, lo que influye en las decisiones de tratamiento y manejo de la condición.
Síntomas
Los síntomas de una infección vertebral, también conocida como osteomielitis vertebral, pueden variar según la gravedad de la infección y la región afectada de la columna vertebral. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Dolor intenso en la espalda, que puede empeorar con el movimiento.
- Rigidez en la espalda o dificultad para moverse.
- Sensibilidad en la columna vertebral al tacto o a la presión.
- Fiebre y escalofríos.
- Fatiga o debilidad generalizada.
- Pérdida de apetito.
- Malestar general y sensación de enfermedad.
En casos más graves o crónicos de osteomielitis vertebral, también pueden presentarse síntomas adicionales como:
- Deformidades en la columna vertebral.
- Rigidez en la espalda o dificultad para moverse.
- Abscesos espinales, que pueden causar hinchazón y dolor en la espalda.
- Complicaciones neurológicas, como debilidad o entumecimiento en las extremidades, problemas de control de la vejiga o el intestino, o incluso parálisis en casos severos.
Es importante tener en cuenta que los síntomas pueden variar dependiendo del paciente y la etapa de la infección, por lo que es fundamental consultar a un médico si se experimenta alguno de estos síntomas para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Diagnóstico
El diagnóstico de una infección vertebral, también conocida como osteomielitis vertebral, generalmente implica una combinación de evaluación clínica, pruebas de imagen y análisis de laboratorio. Algunos de los métodos de diagnóstico más comunes incluyen:
Historia clínica y examen físico: El médico realizará preguntas sobre los síntomas, antecedentes médicos y posibles factores de riesgo. Luego realizará un examen físico para evaluar la movilidad, sensibilidad y presencia de dolor en la columna vertebral.
Análisis de sangre: Se pueden realizar pruebas de laboratorio como análisis de sangre para detectar signos de infección, como el recuento de glóbulos blancos elevado (leucocitosis) y niveles elevados de proteína C reactiva (PCR) y velocidad de sedimentación globular (VSG).
Pruebas de imagen:
- Radiografías: Pueden mostrar cambios en la densidad ósea o deformidades en las vértebras.
- Resonancia magnética (RM): Es una herramienta de diagnóstico muy útil para detectar inflamación, abscesos, cambios en los tejidos blandos y daño en la columna vertebral.
- Tomografía computarizada (TC): Proporciona imágenes detalladas de los huesos y tejidos blandos, ayudando a evaluar la extensión de la infección y la presencia de abscesos.
Biopsia: En algunos casos, se puede realizar una biopsia guiada por imágenes para obtener una muestra del tejido afectado y analizarla en el laboratorio en busca de microorganismos causantes de la infección.
Cultivo de muestras: Se pueden tomar muestras de sangre, líquido cefalorraquídeo o tejido infectado para realizar cultivos y identificar el microorganismo causante de la infección. Esto es crucial para determinar el tratamiento antimicrobiano adecuado.
El diagnóstico preciso de una infección vertebral es fundamental para iniciar un tratamiento efectivo y prevenir complicaciones a largo plazo. Por ello, se recomienda consultar a un médico especialista en ortopedia, neurocirugía o medicina interna ante la sospecha de una infección vertebral.
Operación y tratamiento
La operación para tratar una infección vertebral, como la osteomielitis, se reserva para casos graves o cuando el tratamiento conservador no es efectivo. Los procedimientos quirúrgicos pueden incluir drenaje de abscesos, desbridamiento para eliminar tejido infectado, estabilización vertebral si hay daño estructural y, en algunos casos, resección de discos intervertebrales. Estas intervenciones tienen como objetivo eliminar la infección, reducir el dolor y prevenir complicaciones neurológicas, siendo realizadas luego de una evaluación exhaustiva para determinar el enfoque más adecuado para cada paciente.
Después de la operación para tratar una infección vertebral, como la osteomielitis, el tratamiento posterior suele incluir el uso de antibióticos o antifúngicos según sea necesario para asegurar la erradicación completa de la infección. Además, se enfoca en el cuidado adecuado de la herida quirúrgica, la rehabilitación mediante fisioterapia para recuperar la movilidad y fortalecer los músculos, y el seguimiento médico regular para evaluar la evolución del paciente y detectar cualquier signo de complicaciones o recurrencia de la infección. La educación del paciente sobre medidas preventivas y la importancia de seguir las indicaciones médicas completa el enfoque integral del tratamiento después de la cirugía de una infección vertebral.
Prevención y cuidados
La prevención de una infección vertebral, como la osteomielitis, se centra en medidas clave como mantener una buena higiene personal y de la piel, seguir protocolos estrictos de control de infecciones en procedimientos médicos invasivos, gestionar adecuadamente heridas y lesiones traumáticas en la columna vertebral, utilizar dispositivos médicos de manera prudente y mantener un control óptimo de condiciones médicas subyacentes que puedan aumentar el riesgo de infecciones. La educación del paciente sobre signos de advertencia y la importancia de buscar atención médica oportuna complementa estas estrategias para prevenir eficazmente las infecciones vertebrales.
Los cuidados incluyen seguir estrictamente el tratamiento médico prescrito, cuidado adecuado de la herida quirúrgica si aplica, control del dolor con medicación según indicaciones médicas, reposo y actividad física permitida, mantener una dieta saludable, buena higiene personal para prevenir infecciones adicionales, y asistir a todas las citas de seguimiento médico para evaluar la evolución del tratamiento y detectar cualquier signo de complicaciones o recurrencia de la infección. Estos cuidados son esenciales para garantizar una recuperación exitosa y reducir el riesgo de complicaciones en pacientes con una infección vertebral.
Consecuencias de no ser tratado
La falta de tratamiento o el retraso en el tratamiento de una infección vertebral, como la osteomielitis, puede tener consecuencias graves y potencialmente peligrosas para la salud. Algunas de las posibles consecuencias incluyen:
Deterioro óseo: La infección puede causar daño en los huesos de la columna vertebral, llevando a la pérdida de densidad ósea, debilidad estructural y deformidades vertebrales.
Complicaciones neurológicas: La infección no tratada puede afectar los nervios espinales y la médula espinal, causando síntomas como dolor crónico, debilidad muscular, entumecimiento, hormigueo e incluso pérdida de función en las extremidades.
Formación de abscesos: La infección puede dar lugar a la formación de abscesos en la columna vertebral, los cuales pueden comprimir estructuras nerviosas y provocar síntomas graves como dificultad para moverse, pérdida de control de la vejiga o el intestino, e incluso parálisis en casos severos.
Diseminación de la infección: Una infección vertebral no tratada puede diseminarse a otras partes del cuerpo, causando infecciones secundarias en órganos internos u otros tejidos.
Dolor crónico y discapacidad: El daño estructural y las complicaciones neurológicas pueden resultar en dolor crónico persistente y discapacidad funcional, afectando significativamente la calidad de vida del paciente.
En resumen, no tratar una infección vertebral puede llevar a complicaciones graves que afectan la salud ósea, neurológica y general del paciente, por lo que es fundamental buscar atención médica oportuna y seguir el tratamiento recomendado para prevenir estas consecuencias.
¿Necesitas más información?
Si experimentas síntomas relacionados con la columna vertebral, no dudes en consultar con un especialista. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso.
Recuerda: Esta información es educativa y no reemplaza el consejo médico profesional.