Hernia discal lumbar

¿Qué es una Hernia discal lumbar?


Es una condición en la que el material interno de un disco entre las vértebras del cuello se desplaza, ejerciendo presión sobre los nervios cercanos.

Patología

Descripción

Una hernia discal lumbar se produce cuando el material gelatinoso del disco intervertebral en el cuello se sale de su lugar normal, comprimiendo los nervios cercanos. Esto puede causar dolor en el cuello, los hombros, los brazos o las manos, así como entumecimiento, hormigueo y debilidad. 


Los síntomas pueden variar en gravedad y pueden requerir tratamiento que va desde medidas conservadoras como reposo y fisioterapia, hasta opciones más invasivas como inyecciones epidurales o cirugía en casos graves.

Anatomía

En la anatomía de una hernia discal lumbar, el núcleo pulposo, que es el centro gelatinoso del disco intervertebral, se desplaza fuera de su posición normal a través de una ruptura en el anillo fibroso, la capa externa del disco. Este desplazamiento puede ejercer presión sobre las raíces nerviosas cercanas en la médula espinal cervical, causando síntomas como dolor, entumecimiento y debilidad en el cuello, los brazos o las manos. 


La hernia discal lumbar puede ocurrir en cualquiera de los discos intervertebrales en la columna cervical (C1 a C7), aunque es más común en los niveles C5-C6 y C6-C7.

Causas

Las causas de una hernia discal lumbar pueden incluir:


  • Degeneración del disco: Con el envejecimiento, los discos intervertebrales pueden perder elasticidad y flexibilidad, lo que aumenta el riesgo de herniación.

  • Lesiones traumáticas: Lesiones como caídas, accidentes automovilísticos o impactos directos en el cuello pueden causar hernias discales.

  • Sobrecarga repetitiva: Actividades que involucran movimientos repetitivos del cuello o levantamiento de objetos pesados pueden contribuir al desgaste de los discos y aumentar el riesgo de herniación.

  • Factores genéticos: La predisposición genética puede influir en la estructura y la resistencia de los discos intervertebrales, aumentando el riesgo de hernia discal lumbar.

  • Malas posturas: Mantener posturas incorrectas durante largos períodos de tiempo puede ejercer presión adicional sobre los discos cervicales y aumentar el riesgo de herniación.

  • Estilo de vida sedentario: La falta de actividad física y el debilitamiento de los músculos del cuello y la espalda pueden aumentar el riesgo de desarrollar hernias discales lumbares.

  • Factores ocupacionales: Trabajos que implican levantar objetos pesados, movimientos repetitivos del cuello o estar en una posición sentada durante largos períodos pueden aumentar el riesgo de hernia discal cervical.

Clasificación

La clasificación de la hernia discal lumbar se basa en varios aspectos que incluyen la localización, la extensión y el grado de afectación nerviosa.


Según la localización: las hernias discales cervicales se dividen principalmente en tres tipos:


  • Hernia discal central: ocurre en la parte central del canal vertebral, afectando principalmente la médula espinal.

  • Hernia discal lateral: se desplaza hacia uno de los lados del canal vertebral, comprimiendo las raíces nerviosas cercanas.

  • Hernia discal foraminal: se extiende hacia el agujero intervertebral (foramen), donde salen las raíces nerviosas de la médula espinal.


Según la extensión: se clasifican en:


  • Protrusión discal: el disco se desplaza ligeramente más allá de su posición normal, pero el anillo fibroso que lo rodea permanece intacto.

  • Hernia discal extruida: el material del disco se desplaza más allá del anillo fibroso, pero aún está conectado a él.

  • Hernia discal sequestrada: el material del disco se separa completamente del anillo fibroso y se desplaza libremente en el canal vertebral.


Grado de afectación nerviosa: se clasifican en:


  • Asintomáticas: presentes pero sin causar síntomas notables.

  • Sintomáticas: causan dolor, entumecimiento, debilidad muscular u otros problemas neurológicos debido a la compresión de la médula espinal o las raíces nerviosas.


Esta clasificación es fundamental para comprender la naturaleza y el impacto de una hernia discal lumbar, permitiendo un abordaje más preciso en términos de diagnóstico y tratamiento por parte de los profesionales de la salud especializados.

Síntomas

Los síntomas de una hernia discal lumbar pueden variar dependiendo de la ubicación exacta de la hernia, su tamaño, la presión ejercida sobre las estructuras nerviosas y otros factores individuales. Sin embargo, algunos síntomas comunes pueden incluir:


  • Dolor en el cuello: es uno de los síntomas más frecuentes. El dolor puede irradiarse hacia los hombros, los brazos, e incluso llegar hasta las manos. La intensidad del dolor puede variar desde leve hasta intenso.

  • Dolor al mover el cuello: movimientos como girar la cabeza o inclinarla hacia un lado pueden provocar dolor, especialmente si hay compresión de las raíces nerviosas.

  • Adormecimiento u hormigueo: puede sentirse en los brazos, manos o dedos. Este síntoma suele estar asociado con la compresión de nervios.

  • Debilidad muscular: puede presentarse debilidad en los músculos de los brazos, lo que puede afectar la capacidad para agarrar objetos o realizar actividades que requieran fuerza.

  • Alteraciones sensoriales: sensaciones anormales como sensibilidad disminuida o aumentada en la piel de los brazos, manos o dedos.

  • Dolor que empeora al estar sentado o al levantar objetos: la presión sobre la columna cervical puede aumentar al realizar estas actividades, exacerbando los síntomas.

  • Dolor que mejora al recostarse o al cambiar de posición: algunas personas encuentran alivio al adoptar ciertas posiciones que reducen la presión sobre la columna cervical.

  • Dolor de cabeza: en algunos casos, la hernia discal lumbar puede provocar dolores de cabeza, especialmente en la parte posterior del cráneo.


Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en cada individuo y es fundamental consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Además, los síntomas graves como la pérdida de control de la vejiga o del intestino, la debilidad severa o la pérdida de sensibilidad deben ser evaluados urgentemente por un médico, ya que podrían indicar complicaciones más graves de la hernia discal lumbar.

Diagnóstico

El diagnóstico de una hernia discal lumbar implica una evaluación completa de los síntomas, la historia clínica del paciente y la realización de pruebas específicas para confirmar la presencia de la hernia discal y determinar su ubicación y gravedad. Algunos de los métodos de diagnóstico más comunes son:


Examen físico: el médico puede realizar un examen físico detallado para evaluar la movilidad del cuello, la fuerza muscular, los reflejos y la sensibilidad en los brazos, manos y dedos. También pueden buscar signos de compresión nerviosa, como el signo de Lhermitte (sensación de descarga eléctrica al mover el cuello).


Historia clínica: el médico recopilará información sobre los síntomas, la duración, la intensidad y los factores desencadenantes. También preguntará sobre antecedentes de lesiones en el cuello o la columna vertebral.


Pruebas de imagen:


  • Radiografía cervical: puede ayudar a descartar otras condiciones como fracturas o espondilosis cervical.

  • Resonancia magnética (RM): es la prueba más utilizada para diagnosticar una hernia discal lumbar. Permite visualizar los discos intervertebrales, las estructuras nerviosas y la presencia de herniaciones.

  • Tomografía computarizada (TC): se utiliza en casos específicos donde la RM no es posible o se requiere una evaluación más detallada de la anatomía ósea.


Estudios electrofisiológicos: en algunos casos, se pueden realizar estudios como la electromiografía (EMG) o los potenciales evocados para evaluar la función nerviosa y muscular en detalle.


Exámenes de laboratorio: aunque no son específicos para el diagnóstico de una hernia discal lumbar, pueden realizarse para descartar otras condiciones que puedan estar causando los síntomas, como la artritis reumatoide u otras enfermedades inflamatorias.


Una vez que se obtiene un diagnóstico preciso, el médico puede determinar el mejor enfoque de tratamiento, que puede incluir medidas conservadoras como fisioterapia, medicamentos para el dolor, terapia ocupacional, infiltraciones epidurales, y en casos más graves o refractarios, se puede considerar la cirugía como último recurso. Es importante seguir las recomendaciones del médico y realizar un seguimiento adecuado para controlar la evolución de la hernia discal lumbar.

Operación y tratamiento

La operación de hernia discal lumbar es un procedimiento quirúrgico que se realiza para tratar una hernia en la región cervical de la columna vertebral. Involucra la eliminación del material herniado que presiona las estructuras nerviosas, generalmente mediante técnicas mínimamente invasivas como la microdiscectomía. El paciente recibe anestesia general y se coloca en una posición que permite al cirujano acceder al área afectada. Después de la cirugía, se proporcionan cuidados postoperatorios y seguimiento médico para asegurar una adecuada recuperación y manejo de la condición.


Después de la operación de hernia discal lumbar, el tratamiento postoperatorio implica varias medidas. Se utilizan medicamentos para controlar el dolor y la inflamación, se inicia la fisioterapia para fortalecer los músculos del cuello y mejorar la movilidad, se realiza el cuidado adecuado de la herida quirúrgica para prevenir infecciones y se establece un seguimiento médico regular para evaluar la recuperación del paciente y ajustar el tratamiento según sea necesario.

Prevención y cuidados

Después de la cirugía de hernia discal lumbar, el cuidado y la prevención juegan un papel crucial en la recuperación. Es esencial seguir al pie de la letra las indicaciones médicas, incluyendo el uso adecuado de los medicamentos recetados para controlar el dolor y la inflamación.


La fisioterapia postoperatoria es fundamental para fortalecer los músculos del cuello, mejorar la movilidad y prevenir futuras lesiones. Además, es importante mantener la herida quirúrgica limpia y seca, siguiendo las instrucciones proporcionadas por el equipo médico para reducir el riesgo de infecciones.


Evitar actividades que puedan ejercer presión en la columna cervical, adoptar una postura adecuada en las actividades diarias y mantener un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada y la eliminación de hábitos perjudiciales como fumar y el consumo excesivo de alcohol también son medidas clave para una recuperación exitosa.


Mantener una comunicación abierta y regular con el equipo médico para reportar cualquier síntoma o preocupación también es fundamental para recibir la atención adecuada y prevenir complicaciones a largo plazo.

Consecuencias de no ser tratado

No tratar una hernia discal lumbar puede tener una serie de consecuencias negativas y complicaciones que afectan la salud y el bienestar del paciente.


El dolor crónico es una de las principales consecuencias, ya que la hernia discal puede ejercer presión sobre las raíces nerviosas en la columna cervical, provocando dolor persistente en el cuello, los hombros, los brazos e incluso las manos. Este dolor puede ser constante o intermitente, y puede dificultar las actividades diarias y el sueño


Además del dolor, la hernia discal lumbar no tratada puede causar debilidad muscular en los brazos y las manos debido a la compresión de las raíces nerviosas. Esto puede afectar la capacidad del paciente para realizar tareas que requieren fuerza y coordinación, como levantar objetos o realizar movimientos repetitivos.


Otra consecuencia común es la parestesia, que se refiere a sensaciones anormales como hormigueo, entumecimiento o sensación de ardor en la región afectada. Estos síntomas pueden ser resultado de la irritación de los nervios debido a la hernia discal y pueden afectar la sensibilidad y la función motora.


La falta de tratamiento también puede llevar a limitaciones en la movilidad del cuello y los brazos. El dolor, la debilidad muscular y la parestesia pueden dificultar los movimientos normales del cuello, la flexión y extensión de los brazos, y otras actividades básicas de la vida diaria.


Además, en casos más severos y no tratados, una hernia discal lumbar puede causar complicaciones neurológicas graves, como la compresión de la médula espinal (mielopatía cervical). Esta condición puede resultar en síntomas como dificultad para caminar, pérdida de sensibilidad, problemas de coordinación y control de la vejiga y el intestino, lo que afecta significativamente la calidad de vida del paciente.


Otro riesgo asociado con la falta de tratamiento es la degeneración discal y la aparición de problemas adicionales en la columna cervical, como osteoartritis cervical y espondilosis cervical. Estas condiciones pueden agravar aún más los síntomas y complicaciones de la hernia discal no tratada.


En resumen, no tratar una hernia discal lumbar puede tener repercusiones significativas en la salud física y la calidad de vida del paciente, incluyendo dolor crónico, debilidad muscular, parestesia, limitaciones en la movilidad, complicaciones neurológicas y otros problemas relacionados con la columna cervical. Es fundamental buscar atención médica adecuada y seguir el tratamiento recomendado para evitar estas complicaciones y mejorar el bienestar general del paciente.

¿Necesitas más información?

Si experimentas síntomas relacionados con la columna vertebral, no dudes en consultar con un especialista. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso.

Recuerda: Esta información es educativa y no reemplaza el consejo médico profesional.